Más allá de la estrella

Nuevas miradas sobre Hugo del Carril

Este libro propone aportar algunas claves para pensar la obra y la trayectoria de Hugo del Carril de manera integral, en tanto figura fundamental del campo político-cultural argentino del siglo XX. No ofrece un recorrido biográfico, sino que explora sus facetas como estrella popular y como director de cine, así como su relación con la política, cuya complejidad trascendió el rol de ícono peronista.

Los ensayos aquí reunidos reflejan la variedad de estilos y perspectivas de distintos autores que se dedican a investigar la historia del cine argentino. Además, el libro ofrece un breve recorrido por el trabajo de rescate y preservación en fílmico de la obra completa de Hugo del Carril como director, una tarea fundamental que llevó más de veinte años y que permitió que sus películas pudieran volver a verse en condiciones cercanas a las del momento del estreno. 

Editoras: Florencia Calzon Flores y Daniela Kozak.
Autores: Florencia Calzon Flores, Emeterio Diez Puertas, Alejandro Kelly Hopfenblatt, Daniela Kozak, Julia Kratje, Fernando Martín Peña y Juan Manuel Romero.


— ÍNDICE

Prólogo: Cada nuevo libro sobre cine argentino es una fiesta – Paula Félix-Didier
Introducción – Florencia Calzon Flores y Daniela Kozak

  1. El galán cantor en la pantalla – Florencia Calzon Flores
  2. El astro del tango en el cine mexicano – Alejandro Kelly Hopfenblatt
  3. Hugo del Carril en España (1937-1976): el actor admirado y el autor desconocido – Emeterio Diez Puertas
  4. Un artista popular en el laberinto peronista – Juan Manuel Romero
  5. Las películas de Hugo del Carril – Fernando Martín Peña
  6. Entre tinieblas: de amores, deseos y prohibiciones en el cine de Hugo del Carril – Julia Kratje
  7. La crítica especializada frente a un cineasta singular – Daniela Kozak
    Epílogo: El rescate de una obra – Daniela Kozak
    Los autores
    Agradecimientos

HUGO DEL CARRIL

Hugo del Carril es una figura única en la cultura argentina. Artista versátil, dio sus primeros pasos como cantor de tangos, llegó a ser una gran estrella de cine y luego se volcó a la dirección. No era usual en el mundo del espectáculo nacional de la primera mitad del siglo XX que una estrella dirigiera sus propias películas. Del Carril desarrolló gran parte de su carrera como director en un período que coincidió con el fin del cine clásico-industrial y la transición hacia el cine moderno. Como realizador, elegía temas simples y géneros populares que tenían buena repercusión en el público masivo, pero su mirada autoral trascendió las convenciones de los géneros clásicos para forjar un estilo propio. También fue un pionero de la producción independiente –produjo o coprodujo él mismo diez de sus quince largometrajes– antes de que esa modalidad se extendiera en los años sesenta.

LAS AGUAS BAJAN TURBIAS(1952)

PRESERVACIÓN DE SU OBRA

PROLONGAR LA VIDA DE LAS PELÍCULAS

Escribir sobre cine también sirve para prolongar la vida de las películas porque paradójicamente los libros de cine sólo se completan con las películas de las que hablan. Y por eso, este libro cumple además otra función excepcional y pionera al acompañar el análisis y la interpretación con la incorporación de la dimensión archivística, tan necesaria en el caso particular del cine argentino. Como sabemos, más del 50 por ciento de nuestros films sonoros están perdidos y la falta de políticas culturales sistemáticas de preservación y acceso, vuelve a la investigación sobre cine argentino una tarea detectivesca en muchos casos frustrante.

Al explicitar el origen del libro en la sorpresa y la curiosidad que les despertó a las editoras, Florencia Calzon Flores y Daniela Kozak, la posibilidad de asistir por primera vez a un ciclo completo en el MALBA de las películas de un cineasta del que se habla más de lo que se ha visto, el libro incorpora la perspectiva de la materialidad de lo cinematográfico, del punto cero de toda interpretación que está en la posibilidad de ver las películas y brinda la certeza de que el trabajo de reunir, preservar y exhibir el cine argentino que llevan adelante los archivos es un eslabón imprescindible en la cadena de gozo cinéfilo y de reconstrucción del mapa incompleto de nuestra cinematografía.

Paula Félix-Didier
Directora del Museo del Cine


EL RESCATE DE SU FILMOGRAFÍA

Luego de su muerte en 1989, las películas de Hugo del Carril se dispersaron y se volvió muy difícil verlas. Si en los últimos años fue posible volver a ver su obra en buenas copias, fue gracias al esfuerzo y la perseverancia de varias personas e instituciones públicas y privadas que colaboraron de distintas formas para rescatar los rollos fílmicos disponibles, reconstruir cada película y producir nuevos materiales de preservación.

La dispersión de su obra como cineasta se explica, por un lado, a partir de la falta de políticas públicas de preservación audiovisual. Aunque pueda resultar sorprendente tratándose de un director tan significativo para la cultura nacional, la pérdida y el rescate de las películas de del Carril ilustra un estado de cosas en relación a la situación del patrimonio audiovisual argentino. Los especialistas calculan que el 90% del cine mudo y el 50% del cine sonoro nacional se perdieron. Esto significa que, de esas películas, ya no existen negativos originales en 35 milímetros de los cuales se puedan sacar copias nuevas. La preservación de los negativos originales –o bien de internegativos– es fundamental para asegurar la supervivencia de las películas, ya que hasta el momento el fílmico es el único material que, almacenado en condiciones adecuadas de temperatura y humedad, puede durar más de cien años. Las copias digitales, en cambio, son muy buenas para la difusión, pero no aseguran la supervivencia a largo plazo de las películas, porque aún no se sabe cuánto tiempo pueden resistir los archivos. Los especialistas advierten que no duran mucho más allá de los treinta años y que, además, deben someterse a una migración constante para no perder la carrera de la obsolescencia programada del hardware y del software.

Por otro lado, la dispersión y pérdida de varios negativos originales de las películas de del Carril tuvo que ver con las circunstancias específicas de producción de su obra, ya que produjo o coprodujo de manera independiente diez de sus quince películas. Como tantos directores y productores, del Carril procesaba sus películas en Laboratorios Alex y guardaba sus negativos allí para que estuvieran accesibles a la hora de hacer nuevas copias. Además, las películas quedaban en el laboratorio porque en la Argentina no existía –y no existe aún en los hechos– una Cinemateca Nacional donde los cineastas y productores pudieran dejar sus negativos en guarda en condiciones adecuadas.