17 Abr Una función del Museo en el BAFICI
Cómo fue la proyección del sábado 14 de abril, en la que se exhibió –en su soporte original de 16 milímetros- una serie de cortos sobre artistas argentinos, propiedad del Fondo Nacional de las Artes, que fueron entregados al Museo del Cine para su identificación, restauración y guardado.
Texto: Julián Gorodischer
Una proyección de cortos sobre la vida y la obra de artistas argentinos, perteneciente al Fondo Nacional de las Artes (FNA) y, actualmente, en guarda del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, tuvo lugar en la presente vigésima edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI).
Para poder exhibir en una sala del Complejo Village, donde se desarrolla el Festival, éstos y otros materiales en soporte de 16 y 35 milímetros, el BAFICI instaló durante el fin de semana completo un proyector de fílmico en la Sala Número 1, lo cual permitió tomar contacto con la textura original de estas películas, centradas en las figuras de Raquel Forner, Víctor Rebuffo, Juan de Dios Filiberto y Leopoldo Torre Nilsson, entre otros artistas de disciplinas diversas. Para Javier Porta Fouz, director del Bafici, “eso no significa que ésta sea una edición nostálgica del festival, pero es muy importante el aporte del Museo del Cine y de FNA por este programa que rescata producciones poco difundidas del cine argentino”.
El material audiovisual, del que forman parte las piezas proyectadas, ingresó al Museo del Cine a mediados de 2017 con el fin de optimizar sus condiciones de guardado y ser preparado para su próxima digitalización. Ingresaron unas 300 latas de fílmico, muchas de ellas en estado de deterioro, sobre todo, de color, el cual ya no podrá ser recuperado al nivel del original. Para Leandro Listorti, investigador y restaurador del Museo, “lo importante es mejorar las condiciones de guardado y mantenerlo en el Museo, donde estará controlado y podrá darse inicio a la identificación de la totalidad de las piezas incluidas en este acervo, en su mayoría documental, que incluye desde obras de Jorge Prelorán a la serie de artistas argentinos que pudo verse en BAFICI”.
“Desde sus comienzos, en 1958 –afirmó Carolina Biquard, presidenta de FNA-, la institución apoyó al cine innovador y los documentales. Aquí tenemos una muestra de esa persistencia. Es muy auspiciosa esta alianza con el Museo del Cine para rescatar estos tesoros”. Sergio Wolf, director del área de Artes Audiovisuales del organismo, expresó que “siempre es una alegría cuando se juntan fuerzas que van en la misma dirección. Este acervo del Fondo ahora pasará por el Museo para que sus materiales sean revisados y, en los casos en que sea necesario, sean restaurados”.
Para la función del BAFICI, se eligieron algunos cortometrajes y un mediometraje que debían atenerse a una sola condición: la inclusión de entrevistas a los protagonistas del documental y no sólo de relatos testimoniales de terceros sobre el personaje. Para eso, el criterio fue que los artistas seleccionados estuvieran vivos al momento de la realización de las piezas fílmicas, que van desde el momento de la fundación de FNA, en 1958, hasta principios de los años ’80.
Leandro Listorti afirma que “trabajando día a día con estos materiales nos sigue sorprendiendo lo valioso que es este acervo y lo importante que es, como sucedió en el BAFICI, darlo a conocer en su soporte original. Ahora nos abocaremos a a revisarlo, limpiarlo y mejorar sus empalmes. Siguen apareciendo cosas”.
Alejandro Saderman, director del mediometraje Torre Nilsson, que se proyectó el sábado, lamentó que el color fuera palideciendo hacia la gama de los lilas y que la copia proyectada fuera la única que logró sobrevivir al paso de 55 años. Durante la función, Saderman sintió que se trataba de “un reencuentro con viejos amigos (los artistas retratados)». Y agrega: “Pelear por el cine, pelear contra la censura. Me gustan mucho algunas cosas que dice Torre Nilsson en el film, acerca de la creación, el cine y la libertad. Y, por supuesto –finaliza- fue un placer el contacto con la textura del soporte de 16 milímetros. Todos los directores de fotografía coinciden en que hay algunos de sus rasgos, sobre todo la textura y la profundidad de campo, que el soporte digital no pudo igualar”.
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